El valor de las comunidades de innovación en el ámbito govtech

Por Laura Kirchner

Experta en políticas públicas

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Fecha de publicación
30/10/25
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El valor de las comunidades de innovación en el ámbito govtech

Un ingrediente esencial para escalar un sistema de innovación govtech tras la primera edición de un laboratorio y consolidar una práctica sostenida dentro de la institución.

Tras una implementación exitosa de una primera edición de laboratorio govtech, surge la pregunta: ¿cómo se consolida la innovación govtech en una institución? Hoy queremos hablar del rol de las comunidades de innovación para desplegar un sistema de gestión de innovación govtech enfocado a resolver problemas reales que afectan al día a día de la ciudadanía y del funcionario público, usando tecnología de proveedores de nicho tecnológico que ya existe, de forma rápida, medible y centrada en el impacto. 

Una vez validado el encaje, la metodología y el valor que puede aportar un laboratorio govtech, el siguiente paso es evolucionar a un sistema de innovación govtech: un modelo estructurado que asegure, de forma sistemática y constante la definición de retos, la identificación de soluciones tecnológicas disponibles, el pilotaje de estas en un contexto real y la integración de aquellas que generen mayor valor en los servicios públicos. Y aquí es donde las comunidades de innovación desempeñan un papel clave. 

Queremos compartir lo que hemos aprendido trabajando codo con codo con más de 11 laboratorios govtech en los últimos tres años. 

¿Qué es una comunidad de innovación govtech?

Comencemos definiendo una comunidad de práctica. Según la experta en diseño organizacional Emily Webber, se trata de “un grupo de personas conectadas por una pasión compartida por algo que practican activamente y que crecen colectivamente a medida que interactúan de forma regular”.

Las comunidades de práctica ayudan a las organizaciones a prosperar al generar entornos donde las personas pueden apoyarse mutuamente, desarrollar capacidades, conectar conocimiento, escalar enfoques que funcionan y mejorar las prácticas de manera continua. En esencia, crean un espacio compartido para aprender haciendo, intercambiar experiencias y fortalecer una cultura de mejora constante.

¿Cómo se traduce esto al ámbito govtech?  Para poder desplegar un modelo que de forma sistemática identifique retos, pilote soluciones con startups y escale aquellas con mayor impacto, no basta con un equipo de innovación aislado que impulse a los departamentos a sumarse. Es necesario tejer una red de técnicos dentro de cada área, personas que conozcan las necesidades de digitalización de sus servicios, que tengan criterio para evaluar soluciones tecnológicas, capacidad para supervisar pruebas piloto y acompañar la integración de las más exitosas en el sistema.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) de la Generalitat de Catalunya. Cada departamento (salud, educación, justicia…) cuenta con un área TIC responsable de sus proyectos tecnológicos. Entre estos equipos se ha reclutado a personas interesadas por la innovación para formar la red de INNOTICs, una comunidad de práctica dedicada a identificar necesidades y oportunidades de innovación, que se coordina con la Dirección de Innovación del CTTI para encontrar soluciones, pilotarlas y escalarlas. Esta red se ha convertido en uno de los pilares del modelo de innovación govtech del CTTI, que impulsa cada año alrededor de 100 proyectos de innovación con proveedores tradicionales y empresas emergentes. 

Vemos ejemplos similares en ayuntamientos, diputaciones o entes públicos que comienzan a tejer sus propias comunidades técnicas: áreas TIC con especialistas dedicados a proyectos tecnológicos e incluso de innovación. Por lo que evolucionar estos perfiles hacia una comunidad de innovación que participe activamente en un sistema de innovación govtech resulta un paso natural y altamente viable. 

Una comunidad no sustituye al laboratorio ni al equipo de innovación: lo complementa. Es la red que permite que el sistema funcione más allá de un proyecto o una convocatoria puntual.

¿Qué ingredientes tiene una comunidad de innovación govtech? 

Tres claves que consideramos relevantes. 

A lo largo de estos tres años, y especialmente gracias a la colaboración con la Generalitat de Catalunya, hemos visto de cerca qué hace que una comunidad de innovación funcione de verdad. No basta con buena voluntad, una estructura y un proceso bien pensados: hace falta contar con un rumbo compartido y cuidar ciertos ingredientes que alimentan la energía, el aprendizaje y la conexión del grupo.

1. Desarrollo de capacidades

Cuando hablamos de capacidades, no nos referimos solo a los conocimientos que cada persona tiene, sino también a los recursos que la organización pone a disposición de la comunidad. En inglés, el término capabilities refleja bien esta combinación de capacities y resources: las habilidades de las personas y las herramientas que las hacen posibles.

Por un lado, están los conocimientos, que se fortalecen a través de formación especializada, por ejemplo, en metodologías de innovación, diseño de retos o uso de nuevas tecnologías. Por otro, los recursos, que incluyen procesos claros, herramientas compartidas, documentación accesible y entornos de prueba donde poder experimentar de forma segura.

2. Espacios de encuentro y aprendizaje colectivo

Ninguna comunidad existe si no se encuentra. Los espacios de intercambio son el corazón que la mantiene viva: sirven para compartir avances, contrastar aprendizajes y detectar coincidencias entre áreas que enfrentan retos similares. Cuando se pilotan casos de uso parecidos en distintos departamentos o se prueba una misma tecnología en más de un contexto, estos espacios permiten identificar qué funciona mejor y cómo escalar una solución común para toda la organización.

Tan importante como compartir es documentar. Si lo aprendido no se registra, se pierde. Contar con herramientas y formatos comunes para dejar constancia de los aprendizajes y las decisiones convierte la experiencia de cada equipo en conocimiento disponible para todos, y permite que cada nuevo proyecto parta de un punto más avanzado.

3. Sentimiento de pertenencia y reconocimiento

El tercer ingrediente es el sentido de pertenencia. Las personas que forman parte de una comunidad de innovación necesitan sentir que su contribución tiene valor y visibilidad dentro de la organización. Reconocer su trabajo, visibilizar los logros o invitarles a compartir su experiencia en eventos o publicaciones genera orgullo y motivación. Ese reconocimiento no solo impulsa a las personas, también legitima la innovación como parte natural del funcionamiento institucional.

En definitiva, las comunidades prosperan cuando combinan aprendizaje, conexión y propósito compartido. Son la base que permite que un sistema de innovación govtech se mantenga activo en el tiempo, transformando la experimentación puntual en una práctica sostenida dentro de la institución.

Las comunidades no son una solución en sí mismas, sino una parte del sistema que permite que la innovación govtech eche raíces. Hacen falta también políticas de contratación más abiertas, una estrategia de comunicación que dé visibilidad al valor creado y sistemas de evaluación que permitan aprender y corregir. Pero si algo hemos aprendido estos años es que sin una cultura de innovación, ningún sistema de innovación se sostiene por mucho que lo diseñemos bien.

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